Entrevista con Albert Grau, Gerente de la Fundación la Casa que Ahorra

Como ya vimos en nuestro post sobre el Banco de la Energía, el ahorro energético y la eficiencia podrían beneficiar a los más de 9 millones de españoles en situación de pobreza energética. Para que conozcas qué medidas se pueden aportar al sector residencial, hoy entrevistamos a Albert Grau, gerente de la Fundación la Casa que Ahorra. 

La Fundación la Casa que Ahorra se constituyó en 2010 y es un actor destacado en las conversaciones que hoy en día se tienen en España sobre temas de pobreza energética, precios energéticos, mejora y rehabilitación de edificios, etiquetado energético…

Albert Grau es un destacado profesional del sector energético y, desde el pasado mes de Junio es el gerente de la Fundación. Hablamos con él sobre los logros de la entidad, sus proyectos más recientes y sus consejos y recomendaciones para un futuro con viviendas más eficientes en nuestro país.

 

P1 – La Fundación la Casa que Ahorra reúne a 9 empresas del sector de la construcción, aislamiento, placa de yeso, cristalería… ¿cuándo la fundasteis y qué os impulsó a ello? Fundación La Casa que Ahorra

A.G: Un grupo de empresas líderes en innovación dentro del sector de la edificación crearon la Fundación La Casa que Ahorra en el año 2010. El objetivo que siempre ha imperado ha sido conseguir viviendas energéticamente más eficientes, aportando soluciones tanto para la edificación de nuevos edificios, como para la rehabilitación de los antiguos. Es decir, mejorar las casas para reducir su consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero a la atmósfera, protegiendo el medio ambiente y la vida de los ciudadanos.

 

P2 – Recientemente, la Fundación reunió a representantes de los principales partidos políticos para debatir sobre qué pasaría tras las elecciones con este asunto.

A.G: Reunimos en una misma mesa a representantes de los principales partidos políticos del país y a miembros de instituciones relacionadas con el ámbito de la construcción sostenible y el medio ambiente. Debatimos, entre otros temas, sobre las medidas que necesitaba España para mejorar la eficiencia energética de los edificios y encarar la rehabilitación del stock de vivienda existente.

De esta manera, estructuramos nuestro encuentro en tres bloques. El primero giró sobre el grado de cumplimiento de los objetivos de la Ley de las “3Rs”, la Ley de junio de 2013 sobre rehabilitación, regeneración y renovación urbanas; y al respecto detectar cuáles son sus barreras y cómo mejorar la implementación de las medidas que integra. Tras éste, el debate se trasladó a cómo optimizar la gestión de los fondos destinados a rehabilitación de edificios con criterios de eficiencia energética, y finalmente, el tercer bloque tuvo como tema a discusión las nuevas medidas que se pueden adoptar para promover viviendas energéticamente eficientes.

 

P3 – Desde la Fundación, ¿hay alguna medida del pasado que podáis destacar por su eficacia?

A.G: Me resulta complicado destacar alguno, aunque quizá, por la novedad en su momento, destacaría el Programa de Diagnóstico Energético del Hábitat Urbano (PDEHU). Se realizaron diagnósticos energéticos en barrios situados en los municipios de Arahal, Granollers, Madrid, Santander y Segovia a través de la toma y análisis de imágenes termográficas, simulaciones por ordenador del comportamiento energético de los edificios, encuestas de consumo a los vecinos y análisis de la documentación. A partir de esa información se estudió la problemática energética de los edificios estudiados, las posibilidades para la reducción de demanda de energía de calefacción y refrigeración y algunas de las medidas más interesantes para conseguirla.

Más recientemente, se elaboró un estudio de “Impacto Económico-Fiscal de medidas tributarias para el fomento de la Rehabilitación”, el cuál puso en valor que los retornos económicos para la Administración superan con creces los costes (retornos en forma de PIB, empleo, reducción C02, etc…) La pena ha sido el momento político vivido estos últimos 8 meses que no ha permitido implementar ninguna de ellas hasta el momento.

 

P4- Y, ¿qué es lo que más se necesita sobre el terreno, qué es lo que de verdad se está esperando que llegue por parte de las administraciones públicas?

A.G: Es indudable que el Gobierno lleva unos años trabajando en este sentido, en conseguir edificios más eficientes desde el punto de vista energético. Pero no es suficiente. Hay que trabajar más. La Administración tiene que ser capaz de informar correctamente al ciudadano. Concienciarle de la necesidad de aplicar estos criterios en sus viviendas para reducir el consumo de su vivienda. Para trasladar estos conceptos es necesario realizar nuevas campañas que lleguen al ciudadano.

Y a toda esta información hay que sumar la eficacia del sistema de subvenciones. Quizás no es tan crucial que sean un % elevado del coste, pero sí que deben ser fáciles, ágiles y accesibles. Nos encontramos en casos paradójicos en que no se han agotado los programas y esos fondos se acaban destinando a otras acciones ante la previsión de no gastarlos y tener que retomarlos.

 

P5 – Pero no todo es impulso público, y la Fundación también hemos visto que da muy buenos consejos a los hogares y propietarios de viviendas y edificios para ahorrar energía. Si un hogar se está planteando ahorrar energía, ¿qué tres consejos podéis dar para los más “principiantes”?

A.G: Para ahorrar energía tenemos que empezar por reducir las necesidades energéticas y ello no implica parar la calefacción o el aire acondicionado. Un buen aislamiento, conjuntamente con ventanas aislantes adecuadas y ventilar correctamente, es la clave para una mejor calidad del aire interior sin pérdidas innecesarias de energía. Ello hará que necesitemos una cantidad de energía menor para disponer incluso mejores condiciones de habitabilidad y confort, pues redundará también en una mejora del aislamiento acústico.

La segunda medida debe ser instalar equipos para la gestión del clima interior (termostatos, válvulas termostáticas…) que nos ayudarán a optimizar nuestras ausencias y periodos de baja ocupación. Son equipos de fácil uso e inversión mínima que reducen la factura más de lo que imaginamos.

Para acabar, no podemos olvidarnos de empezar a usar, siempre que sea posible, energías renovables, que procedan de fuentes limpias, empleando para ello equipos de rendimiento contrastado y fiable. No sirve de nada invertir en energía solar para el ACS y luego no disponer de los adecuados equipos de intercambio o bombeo.

 

P6 – Dentro de esta idea del ahorro energético dentro de una casa, ¿qué importancia tiene el certificado energético?

A.G: Lo veo como una medida muy positiva y una forma muy transparente para que el ciudadano sea consciente de la energía que consumen y de la vivienda que tiene. Quizá debemos esperar más tiempo, aunque tres años después de su implantación obligatoria, no nos podemos engañar y hay que reconocer que el ciudadano no lo ha recibido como una herramienta de mejora de su vivienda, pero a su vez, tampoco el técnico certificador lo usa como palanca para promover un Plan de Acción ante posibles mejoras. No podemos dejar todo en manos del propietario, que a su vez es inexperto en el tema. Creo que no debemos cargar las tintas en la Administración (no es fácil), hay una gran responsabilidad de los técnicos y de sus colegios profesionales al “minusvalorar” esta herramienta.

 

P7 – ¿Está suficientemente extendido? Desde la Fundación, y en vuestro trabajo de cara al consumidor, ¿se entiende bien y creeis que la gente lo busca?

A.G: Sigue faltando mayor información. El ciudadano no es consciente de esta medida hasta que se enfrenta a la tesitura de vender o alquilar. Solo en este momento es consciente de las obligaciones que tiene con su vivienda. Estoy convencido que si realizáramos una encuesta entre la población, habría una proporción muy baja de ciudadanos que sabría realmente lo que es el certificado energético. Una vez más, pedimos mayor información y número de campañas de divulgación.

 

P8 – Nos gustaría cambiar de tema para poder hablar de otra de las interesantes iniciativas de la Fundación la Casa que Ahorra, interesante para los profesionales de la energía que nos leen. Estamos hablando de vuestro estudio sobre los Resultados del Diagnóstico del Programa Energético del Hábitat Urbano.

Con un 80% de los edificios españoles construidos hace más de 30 años, en una época sin medidas de eficiencia energética… ¿qué resultados destacaríais tras el programa?

A.G: Ya he resaltado anteriormente este estudio. Pero con el panorama inmobiliario que tenemos en nuestro país, con edificios que se construyeron antes de las primeras Normas Básicas de la Edificación, sin ningún tipo de criterio en eficiencia energética, nos da una idea de cómo son nuestras viviendas. La principal consecuencia de esta situación es que cerca de un tercio de la energía que se consume en España, se emplea en sus edificios y, de esta cantidad, entre un 50% y un 70% tiene que dedicarse a calefacción y refrigeración.


P9 – Por último, para todos los gestores energéticos y responsables de empresas que nos leen, ¿cómo pueden participar en las actividades de la Fundación?

A.G: Nosotros estamos abiertos a cuantas iniciativas persigan los ahorros energéticos y la mejora de la calidad de vida en los edificios. Desde hace años venimos colaborando con distintas instituciones, organismos y asociaciones de diferente índole, así que tenemos un gran espíritu de colaboración. Quien quiera seguir trabajando para obtener mejores índices de consumo energético en nuestras viviendas le escucharemos e iremos de la mano.

¿Quieres saber más sobre la labor de la Fundación? Conóceles a fondo en su página web, desde la que puedes descargar muchos de sus materiales e interesantes informes y estudios.